Solo yo me doy cuenta al recordar como recorría cada parte de mi cuerpo. Besaba mis dedos, las palmas de mis manos y el dorso. Sus ojos me miraban con una ternura inimaginable mientras regaba besos infinitos en cada poro de mi ser. A veces su toque era delicado, apenas si rozaba con sus labios mi cuerpo, otras era con pasión, lamía y bebía de mi boca las sensaciones que susurraba. Mis sonrisas las deboraba, mis muecas le parecían graciosas y me desnudaba con sus juegos, poco a poco quedábamos más expuestos, y eso me gustaba.
Sus besos tenían sabor a caramelo, era tan dulce que me embriagaba. Su lengua en mi boca quería contarme sus secretos, me decía que ruega a las estrellas por ser feliz, que busca el cariño y el amor que no ha podido disfrutar. No solo me hablaba, esa lengua traviesa quería conocer mis secretos, invadía mi corazón, mis senos y mi ombligo.
Una danza de manos y piernas entrelazándose coreografiaba el aroma de la perfección, dos cuerpos unidos en caricias que compartían hasta el aire que respiraban... perdí la noción del tiempo en aquel éxtasis, pero cada vez que recuerdo lo hermoso que fue sentirte unido a mi en cuerpo y alma recorro las marcas que me dejó tu amor.
buena historia, me gusta algo parecido a lo mio, me gusto mucho
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