- ¿Porqué me miras así?- pregunto incómoda.
- Hay algo en ti que me hace mirarte, tienes algo raro- me responde frunciendo el ceño.
- ¿en serio?¿Tengo sucio?- me sonrojo.
- Contéstame algo... la verdad tengo una teoría. Ustedes las mujeres siempre dicen que nosotros solo pensamos en sexo, cerveza y comida, y si, puede que sea muy cierto, pero yo siento que las mujeres también piensan mucho en sexo, que la mayoría de las veces tienen ganas. Respóndeme si en tu caso es verdad, por favor.- me dice con una sonrisa.
- jajajajaja- más roja aún de lo que estoy- bueno, si te soy sincera, yo creo que tienes razón, pero existe una gran diferencia, y es que nosotras no somos tan evidentes como ustedes, digamos que muchas veces son bastante básicos, sin ofender, mientras que nosotras nos ubicamos un poco más en los momentos.
- básico yo? jajaja- se ríe- y en este preciso momento ¿tienes ganas?.
- sabes que sí- susurro.
Se da vuelta en la cama y me mira, habíamos estado recostados conversando, una charla de amigos, pero esto ya había tomado otro rumbo. Contrólate! es tu amigo, tu mejor amigo. De a poco y lentamente se acerca mientras me habla.
-Te digo la razón por la que te estoy mirando embobado?- me pregunta cada vez más cerca.
-Eh... si, dime- contesto nerviosa, sintiéndolo a escasos centímetros de mi cara. Aún con la luz de la lámpara se me nubla la vista.
- Es porque tienes unos ojos llenos de brillo, destellan cariño e inocencia, tus labios son suaves y de algodón, y esa sonrisa, ¡oh! esa sonrisa, hace que me derrita- me dice casi en un susurro, causando que me sonroje.
- Ah, no creí que...- no alcanzo a terminar la frase y me da un tierno beso en los labios, su boca es tersa, deliciosa, podría besarla toda la vida. A pesar de que me dejo llevar por el beso, no puedo dejar de pensar en la amistad que está en juego, en lo que podemos perder si nos dejamos caer en esta danza de lenguas.
Me retiro de sus labios y se me queda mirando, confundido.
- Que pasa?-
- Nuestra amistad, no quiero perderla, no te quiero perder- le digo seria
- Seguiremos siendo amigos si tu quieres- y me vuelve a besar, y yo no puedo resistirme. Desde un principio, cuando lo conocí tuve un presentimiento, y bueno, le tengo cariño desde que lo conocí, sería muy cínica si negase que me gusta.
Y me besa apasionadamente, abrazándome. Sus manos recorren mi cintura, la pellizcan suavemente, y yo acaricio su cabello, su cara. Ya no me puedo negar, me embriaga de deseo al tocar mi cuerpo, me toma sin dejar de besarme y me acomoda en sus piernas, es tanta la pasión que los músculos se me tensan, siento la humedad naciente en mi sexo.
Me deshago de sus brazos y cierro la puerta de mi habitación, apago la luz de la lámpara. Nos fundimos en besos y caricias, vuelvo a estar a su lado, arden de deseo nuestras manos, las de él comienzan a recorrer por debajo de mi polera hasta llegar a mis pechos, los tocan, los aprietan, sus dedos llegan a mi pezón y ya no puedo concentrarme en nada, lo acarician, juega con él, y no puedo besar tiernamente. Ahora mis besos son con mordidas, muerdo sus labios, su cuello, su lóbulo, mientras él sigue jugando. Las respiraciones son exageradas, nos quedamos sin aire tratando de disfrutar cada caricia, Me siento a horcajadas sobre él y me quita la ropa, luego el brassier, dejando al aire una de las zonas más erógenas y sensibles de mi cuerpo, mis pechos, sobre todo mis pezones. Se embarca en una deliciosa tarea, apretando, chupando, lamiendo y recorriendo desde mi cuello hasta el ombligo, y yo solo puedo reprimir los gemidos que me provoca su temeraria y exquisita aventura.
Vuelve a mi boca y puedo sentir el sabor de mi piel mezclado en su lengua, me toma el trasero y me coloca sobre su erección, la siento, la presión que ejerce y la sensación que da a mi sexo, me empiezo a mover para que mi clítoris sea masajeado, pareciera que todas las terminaciones nerviosas llegaran a él, haciendo que me arquee de placer. Se mueve a mi compás y ya lo que siento es abrazador, lo unico que puedo hacer es mirarlo suplicante.
- por favor- logro articular
Detiene el movimiento y se baja los pantalones junto a su ropa interior, me recuesto, y se pone sobre mi, abro mis piernas y me quito la ropa. Desliza sus manos por el interior de mis piernas hasta llegar a mi clítoris, lo rodea con su dedo pulgar para acrecentar el éxtasis y luego introduce un dedo en mi, se da cuenta de que estoy lista y me penetra lentamente. Toma mis caderas y comienza a tomar un ritmo creciente, atrayendo mis caderas hacia él en cada embestida. Me besa deseoso, apasionado, muerde mis labios.
Yo ya puedo más, se siente tan bien dentro de mi. Acelera el ritmo y llegamos al clímax, yo tomo el cabello de su nuca y tiro de él para dejar mi boca libre, y así poder exhalar de placer, mientras siento que se libera en mi interior. Se recuesta sobre mi, exhausto y me besa suavemente moviéndose a un lado y retirando su miembro fuera de mi.
- ¿Cómo... quieres...que te...siga viendo...como mi amigo...después de ...esto?- le espeto entre jadeos.
- No lo sé, pero no creas que termina aquí, tenemos toda la noche- me dice con una sonrisa.
- Es eso una amenaza?- pregunto
-Es una promesa...
Y me besa apasionadamente, abrazándome. Sus manos recorren mi cintura, la pellizcan suavemente, y yo acaricio su cabello, su cara. Ya no me puedo negar, me embriaga de deseo al tocar mi cuerpo, me toma sin dejar de besarme y me acomoda en sus piernas, es tanta la pasión que los músculos se me tensan, siento la humedad naciente en mi sexo.
Me deshago de sus brazos y cierro la puerta de mi habitación, apago la luz de la lámpara. Nos fundimos en besos y caricias, vuelvo a estar a su lado, arden de deseo nuestras manos, las de él comienzan a recorrer por debajo de mi polera hasta llegar a mis pechos, los tocan, los aprietan, sus dedos llegan a mi pezón y ya no puedo concentrarme en nada, lo acarician, juega con él, y no puedo besar tiernamente. Ahora mis besos son con mordidas, muerdo sus labios, su cuello, su lóbulo, mientras él sigue jugando. Las respiraciones son exageradas, nos quedamos sin aire tratando de disfrutar cada caricia, Me siento a horcajadas sobre él y me quita la ropa, luego el brassier, dejando al aire una de las zonas más erógenas y sensibles de mi cuerpo, mis pechos, sobre todo mis pezones. Se embarca en una deliciosa tarea, apretando, chupando, lamiendo y recorriendo desde mi cuello hasta el ombligo, y yo solo puedo reprimir los gemidos que me provoca su temeraria y exquisita aventura.
Vuelve a mi boca y puedo sentir el sabor de mi piel mezclado en su lengua, me toma el trasero y me coloca sobre su erección, la siento, la presión que ejerce y la sensación que da a mi sexo, me empiezo a mover para que mi clítoris sea masajeado, pareciera que todas las terminaciones nerviosas llegaran a él, haciendo que me arquee de placer. Se mueve a mi compás y ya lo que siento es abrazador, lo unico que puedo hacer es mirarlo suplicante.
- por favor- logro articular
Detiene el movimiento y se baja los pantalones junto a su ropa interior, me recuesto, y se pone sobre mi, abro mis piernas y me quito la ropa. Desliza sus manos por el interior de mis piernas hasta llegar a mi clítoris, lo rodea con su dedo pulgar para acrecentar el éxtasis y luego introduce un dedo en mi, se da cuenta de que estoy lista y me penetra lentamente. Toma mis caderas y comienza a tomar un ritmo creciente, atrayendo mis caderas hacia él en cada embestida. Me besa deseoso, apasionado, muerde mis labios.
Yo ya puedo más, se siente tan bien dentro de mi. Acelera el ritmo y llegamos al clímax, yo tomo el cabello de su nuca y tiro de él para dejar mi boca libre, y así poder exhalar de placer, mientras siento que se libera en mi interior. Se recuesta sobre mi, exhausto y me besa suavemente moviéndose a un lado y retirando su miembro fuera de mi.
- ¿Cómo... quieres...que te...siga viendo...como mi amigo...después de ...esto?- le espeto entre jadeos.
- No lo sé, pero no creas que termina aquí, tenemos toda la noche- me dice con una sonrisa.
- Es eso una amenaza?- pregunto
-Es una promesa...
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