
Tal ves no he sabido creer en mí, muchas veces siento que las cosas maravillosas de la vida son las que les suceden a las demás.
No quiero decir que tenga una vida horrenda y sufrida, porque no es así, soy feliz con la hermosa familia que tengo, no es perfecta en belleza física, tampoco es la mejor del mundo, solo es la mejor para mí. Gran parte del esfuerzo de que esta familia salga a flote siempre es mi madre, ella pone todo su corazón en cultivar el amor en nuestros actos, no será la mujer más demostrativa que existe, es más bien fría, pero es una niña de 40 años que disfruta a su familia, que ha pasado por momentos muy difíciles en su vida, como perder a un hermano, pero pese a todo yo sé y tengo fe en ello que esa mujer es feliz. Con su felicidad mueve esta casa, mueve en una maravillosa sintonía el amor de cada uno de nosotros.
Cada día doy gracias a Dios por tener los padres que tengo, siempre con mucha dedicación y rectitud me enseñaron a dar mis primeros pasos, y gracias a ellos soy la mujer que ahora escribe. Tengo la fortaleza de mirar hacia adelante y si caigo, sabré sacudirme y seguir mi camino porque sé que mi familia me apoyará ante cualquier obstáculo que se imponga.
Mis padres se aman como si fueran unos jóvenes enamoradisos, eso admiro completamente de ellos, tienen sus discusiones como toda pareja, pero se aman eternamente como cualquiera envidiaría. Espero algún día encontrar al amor de mi vida, tal como ellos se encontraron hace más de 20 años.
Hace algún tiempo, quizás con la típica revolución juvenil, creía que el amor de familia era casi por obligación, y eso me molestaba, porque sentía que no era correcto; con el pasar de los años y con el andar de la madurez me dí cuenta de que mi madre, mi padre y mi hermano son lo más sagrado para mí, los amo con toda mi alma y daría la vida por ellos sin siquiera pensarlo una vez...
Me consta que no soy la mejor hija, hermana, o mejor mujer del mundo, pero te prometo que con cada pensamiento y acto que realizo, que doy lo mejor de mi por crear nuestro mundo feliz. Y caigo en la realidad de que, así como creo en ellos debo creer en mi misma, en mi felicidad, en mis capacidades; la vida no es fácil ni lo será jamás, pero debemos afrontarla con quienes de verdad nos valoran tal como somos, con quienes te vieron nacer, con quienes te dieron la vida y con quienes conocen tu amor...