La conocí tan solo este año, no pensé que entrar a la universidad cambiase todo lo que sentía por mi entonces polola. Siempre dicen que cuando comienzas a estudiar alguna carrera tu relación sentimental, con quien estés, cambiará; es un nuevo mundo, pasas el mayor tiempo en un lugar donde conoces a mucha gente nueva, vas sorprendiéndote día a día, sin contar que gracias a la exigencia de los estudios no te alcanza el tiempo para tener pareja fuera de la universidad. Conocí a esta nueva chica la segunda semana de mi ingreso, cuando me dieron la bienvenida los que son una generación anterior a la mía, ella era incluso de una generación más antigua que mis torturadores, ella observaba como hacían de mi una mezcla de torta con muchas pinturas y cosas que te hacen vomitar.
No era su belleza la que resaltaba, porque cabe destacar que habían otras más bellas en facciones, pero no muy atractivas de carácter y expresión, se sabían bellas y miraban a los demás por encima. En variadas ocasiones me he dado cuenta que la mujer que posee las más hermosas bondades lo demuestra en su carácter; jamás me han gustado las chicas tímidas, las calladitas son las peores dicen, tampoco las que son muy duras de carácter, busco, y espero encontrar, a una mujer que con tan solo mirarla sé que tiene sus propios ideales, que es dura, pero a la vez tierna, que sea espontánea, que me sorprenda cada día. Y fue cuando miré a Constanza que algo en mí dijo: esa mujer te sorprenderá tanto que no podrás resistir a su pureza de alma.
Necesitaba conocerla, hablar con ella, me hipnotizaba su sonrisa. Tenía una carita especial, hermosa, unos ojos negros con un brillo espectacular. Quizás peque de enamoradizo, quizás de inocente o inepto, pero esa mujer me deslumbraba con tan solo moverse. Mis palabras se ahogan en un inmenso océano tratando de describirla, era un placer culpable observarla.
Tan sociable era que unos días después se acercó a mi grupo de compañeros para conocernos, le hicimos muchas preguntas acerca de profesores, como tratarlos, que cosas nos recomendaba, se aprendió nuestros nombres bastante rápido, muy atenta era Constanza. Así la recordaré siempre...
Me fui acercando más a ella, tal como lo supuse, era la mujer más sorprendente que había conocido, sus ideales de vida me cautivaron, hablaba de todo lo que le preguntaras, una mujer muy inteligente y también muy estricta. Me enamoré, debo confesarlo. Lo único que deseaba era tenerla en mis brazos para sentirla.
Cierto que yo era 2 años menor que ella, pero yo estaba dispuesto a madurar todo lo que ella quisiera. ¡Sí! de tal magnitud era mi locura y mi necesidad de ella. Un día me armé de valor y se lo dije.
Me miró con su carita de ternura y tristeza "no puedo corresponderte mi niño, existe alguien más en mi vida con quien quiero estar, lo siento mucho" . ¡Claro! como fuí tan torpe, era obvio que habría alguien mucho mejor que yo, una mujer así no podría estar sola.
Después de un fin de semana de lamentaciones y de darme cuenta de que no era el fin del mundo, siempre podría disfrutar de su compañía, fui a clases el día lunes. El día transcurrió de buena manera, a eso de la una de la tarde salgo para almorzar y veo un grupo de compañeros de distintas generaciones conversando. "¿Qué pasa?"
"nos llamó el hermano de la Coni, la atropelló un auto cuando salía de su casa hoy"
" ¿pero está en el hospital..?"
"nos estamos juntando con los demás, para ir a su casa, su familia está muy mal, ella no soportó el impacto ni alcanzó a esperar la ambulancia, murió en el suelo..."
Recién en ese entonces me di cuenta que habían varios compañeros llorando, no pude asimilarlo, no podía creerlo.
Hasta el día de hoy espero que llegues con tu sonrisa, sabes que seguiré esperándote...
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