Te vi por primera vez y me hipnotizaste
Me saludaste por primera vez y dejé de respirar
Me preguntaste como estaba y contesté: .......
ni siquiera sé que respondí .... estaba atónita por tu presencia
Y así pasa cada vez que te veo y hablamos, quedo embobada. Me sonrojo a más no poder.
Cautivas cada partícula de oxígeno que tomo.
Llegas tú con esa sonrisa y me enamoras sin querer, llegas tu con tu cara llena de vida y de alegría, dándome ganas de sonreír, ganas de volar, de soñar, de vivir, de amar....
Todo cambia un día, me saludas como siempre y me besas, sin aviso previo, sin una pista que me preparara para tal encuentro. Mi cuerpo no responde, apenas lo miro. Y él me mira con una inmensa sonrisa, me besa otra vez, ahora sí le respondo, lo beso como nunca antes había besado. ¿Se puede llegar al cielo con un beso? estos momentos en los que recibes lo que anhelas te lo aseguran. Nuestros cuerpos se funden en un abrazo lleno de alegría, de emoción y de ... ¿amor?
Sin duda lo que más asusta en el amor, es volver a creer en él. El volver a entregar tu corazón a alguien que jura cuidará de él es el paso más pronto al abismo; es entregarlo todo esperando que el otro lo entregue todo por ti, y con pesar puedo decir, que muchas veces no es así. Te quedas con un corazón roto, destrozado en mil pedazos, con huellas del que alguna vez fue el amor de tu vida. Vives con la esperanza de que la próxima vez no pasará, no te volverás a equivocar...
Y dentro de toda oscuridad ves una luz, un indicio de que siempre hay esperanza para quien cree, esa luz que te enseña que las cosas pasan por algo ayudándote a madurar, a adquirir la experiencia del arte de amar. Muchas veces esa luz si resulta ser el amor de tu vida, el amor de tu alma.
